domingo, 21 de febrero de 2010

Capítulo 4. (1-12) El sacrificio por el pecado del Sumo Sacerdote

El sacrificio por el pecado del Sumo Sacerdote

4 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Habla en estos términos a los israelitas:

Cuando una persona cometa inadvertidamente un pecado contra cualquiera de los mandamientos del Señor, haciendo lo que no está permitido:

3 Si el que peca es el sacerdote consagrado por la unción –de manera que la culpa recae también sobre el pueblo– él ofrecerá al Señor, por el pecado que ha cometido, un novillo sin defecto, en calidad de sacrificio por el pecado. 4 Llevará el novillo a la entrada de la Carpa del Encuentro, impondrá su mano sobre la cabeza del mismo, y lo inmolará delante del Señor. 5 Entonces el sacerdote consagrado por la unción tomará la sangre del novillo y la llevará a la Carpa del Encuentro. 6 Luego mojará su dedo en la sangre y con ella hará siete aspersiones delante del Señor, frente al velo del Santuario. 7 Después pondrá un poco de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso, que está delante del Señor, en la Carpa del Encuentro, y derramará toda la sangre sobre la base del altar de los holocaustos, que se encuentra a la entrada de la Carpa. 8 Además extraerá toda la grasa del novillo ofrecido en sacrificio por el pecado: la grasa que recubre las entrañas y la que está adherida a ellas; 9 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que deberá extraer junto con los riñones. 10 En una palabra, extraerá lo mismo que se saca del toro en los sacrificios de comunión. Finalmente, el sacerdote hará arder todo esto sobre el altar de los holocaustos. 11 Pero el cuero del novillo y toda su carne, lo mismo que su cabeza y sus patas, sus entrañas y sus excrementos 12 –es decir, todo el resto del novillo– los llevará a un lugar puro situado fuera del campamento, al sitio donde se echan las cenizas, y allí los quemará con leña.