viernes, 19 de febrero de 2010

Capítulo 5. (1-13) Otros casos de sacrificio por el pecado

Otros casos de sacrificio por el pecado

5 1 Si una persona peca por cualquiera de estos motivos:

Cuando oye la fórmula imprecatoria del juez, se niega a prestar declaración –pudiendo atestiguar, porque ha presenciado el hecho o tiene algún conocimiento de él– y por eso carga sobre sí una culpa;

2 o bien, toca alguna cosa impura –ya sea el cadáver de una bestia salvaje impura, de un animal doméstico impuro, o de un reptil impuro– volviéndose, sin darse cuenta, impuro y culpable;

3 o bien, sin darse cuenta, toca a una persona impura –cualquiera sea el motivo de su estado de impureza– y al tener conocimiento de ello, se vuelve culpable;

4 o bien, sin darse cuenta, pronuncia un juramento desfavorable o favorable –en cualquiera de esas circunstancias en que los hombres suelen jurar irreflexivamente– y al tener conocimiento de ello, se reconoce culpable;

5 si alguien se hace culpable por alguno de estos motivos, deberá confesar aquello en que ha pecado. 6 Además presentará al Señor, en reparación por el pecado que cometió, una hembra del ganado menor –cordera o cabra– como sacrificio por el pecado; y el sacerdote practicará en favor de esa persona el rito de expiación por su pecado.

7 Pero si no dispone de medios suficientes para procurarse una oveja, presentará al Señor, en reparación por el pecado cometido, dos torcazas o dos pichones de paloma, uno para un sacrificio por el pecado y otro para un holocausto. 8 Los llevará al sacerdote, que ofrecerá en primer lugar la víctima destinada al sacrificio por el pecado. Apretará con las uñas el cuello del animal, pero no le arrancará la cabeza; 9 luego rociará la pared del altar con un poco de sangre, y el resto lo escurrirá sobre la base del altar: es un sacrificio por el pecado. 10 Después hará con la segunda paloma un holocausto conforme al ritual. De esta manera, el sacerdote practicará en favor de esa persona el rito de expiación por el pecado que cometió, y así será perdonada.

11 Y si tampoco dispone de medios suficientes para procurarse las dos torcazas o los dos pichones de paloma, llevará como ofrenda por su pecado la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, pero sin añadir aceite ni poner incienso sobre ella, porque es un sacrificio por el pecado. 12 La llevará al sacerdote, el cual tomará un puñado como memorial, y lo hará arder sobre el altar junto con las ofrendas que se queman para el Señor: es un sacrificio por el pecado. 13 De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de ese hombre, por el pecado que cometió en cualquiera de aquellos casos, y así será perdonado. El sacerdote recibirá lo mismo que recibe cuando se hace una oblación.

Capítulo 5. (14-19) El sacrificio de reparación

El sacrificio de reparación

14 El Señor dijo a Moisés:

15 Si una persona defrauda al Señor, pecando inadvertidamente contra sus derechos sagrados, le presentará como ofrenda de reparación un carnero del rebaño, que no tenga defecto, o su equivalente en siclos de plata, según la tasa del Santuario. 16 Así reparará el derecho sagrado contra el que pecó, añadiendo un quinto más, que entregará al sacerdote. Este practicará el rito de expiación en favor de esa persona, con el carnero del sacrificio de reparación, y así será perdonada.

17 Si una persona peca, cometiendo sin darse cuenta alguna falta contra las prohibiciones contenidas en los mandamientos del Señor, y se reconoce culpable, deberá cargar con su culpa. 18 Presentará al sacerdote un carnero del rebaño, que no tenga ningún defecto, o su equivalente en dinero, como ofrenda de reparación. Entonces el sacerdote practicará el rito de expiación en favor de esa persona, por la falta que cometió inadvertidamente, y así será perdonada: 19 es un sacrificio de reparación, porque era realmente culpable delante del Señor.

Capítulo 6. (1-11) Prescripciones sobre los holocaustos. Prescripciones sobre la oblación

Prescripciones sobre los holocaustos

6 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Transmite esta orden a Aarón y a sus hijos:

Este es el ritual del holocausto que arde toda la noche sobre el altar, hasta la mañana siguiente, y por el cual el fuego del altar se mantiene encendido:

3 El sacerdote se vestirá con su túnica de lino y se cubrirá con pantalones de lino. Luego recogerá las cenizas a que habrá quedado reducido el holocausto por la acción del fuego, y las depositará a un costado del altar. 4 Entonces se cambiará las vestiduras y llevará las cenizas fuera del campamento, a un lugar puro. 5 El fuego permanecerá siempre encendido sobre el altar y no deberá extinguirse. Todas las mañanas el sacerdote lo avivará con leña, dispondrá el holocausto sobre él, y hará arder las partes grasosas de los sacrificios de comunión. 6 Un fuego perpetuo, que nunca deberá extinguirse, permanecerá encendido sobre el altar.

Prescripciones sobre la oblación

7 Este es el ritual de la oblación, que los hijos de Aarón ofrecerán delante del Señor, frente al altar:

8 El sacerdote tomará de la oblación un puñado de harina de la mejor calidad, con su aceite y con todo el incienso añadido a ella, y lo hará arder sobre el altar como un memorial para el Señor, como una ofrenda de aroma agradable. 9 Aarón y sus hijos comerán el resto. Lo comerán sin levadura, en el recinto sagrado, o sea, en el atrio de la Carpa del Encuentro. 10 Ese resto no deberá ser cocido con levadura. Yo les doy esa parte de las ofrendas que se queman en mi honor: es una cosa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda de reparación. 11 Podrán comerla todos los varones descendientes de Aarón, como un derecho que tendrán siempre, a lo largo de las generaciones, sobre las ofrendas que se queman para el Señor. Todo lo que toque esas ofrendas quedará santificado.

Capítulo 6. (12-16) La ofrenda de los sacerdotes

La ofrenda de los sacerdotes

12 El Señor dijo a Moisés:

13 Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos harán al Señor, el día en que aquel reciba la unción:

Presentarán la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad –la mitad por la mañana y la mitad por la tarde– como oblación perpetua. 14 Deberá estar preparada con aceite, en una sartén; la presentarás bien embebida en aceite, la cortarás en pedazos y la ofrecerás como una oblación de aroma agradable al Señor. 15 Así deberá prepararla también el sacerdote que sea consagrado por la unción entre los hijos de Aarón, para ser su sucesor: este es un decreto del Señor, válido para siempre.

La oblación deberá arder enteramente, 16 y toda oblación de un sacerdote será quemada en su totalidad: nadie la podrá comer.

Capítulo 7. (1-6) Prescripciones sobre el sacrificio de reparación

Prescripciones sobre el sacrificio de reparación

7 1 Este es el ritual del sacrificio de reparación:

La víctima de este sacrificio es una cosa santísima. 2 Será inmolada en el lugar donde se inmolan los holocaustos, y se rociará con su sangre todos los costados del altar. 3 Se ofrecerá toda la grasa de la víctima: la cola y la grasa que recubre las entrañas; 4 los dos riñones y la grasa que está sobre ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que será arrancada junto con los riñones. 5 El sacerdote hará arder todo esto sobre el altar, como una ofrenda que se quema para el Señor. Es un sacrificio de reparación. 6 Sólo podrán comer de ella los varones de la familia sacerdotal, y tendrá que ser comida en el recinto sagrado: es una cosa santísima.

Capítulo 7. (7-15) Los derechos de los sacerdotes. Prescripciones sobre el sacrificio de comunión

Los derechos de los sacerdotes

7 La misma regla se aplica tanto para el sacrificio de reparación como para el sacrificio por el pecado: la víctima pertenecerá al sacerdote que practica con ella el rito de expiación. 8 Del mismo modo, el sacerdote que ofrece el holocausto en nombre de alguna persona, se quedará con el cuero de la víctima que ofreció. 9 Además, toda ofrenda cocida al horno o preparada a la cacerola o a la sartén, será para el sacerdote que la ofrece. 10 Pero cualquier otra oblación, ya sea mezclada con aceite o seca, se repartirá entre los hijos de Aarón, en partes iguales.

Prescripciones sobre el sacrificio de comunión

11 Este es el ritual del sacrificio de comunión que se ofrece al Señor:

12 Si la persona lo ofrece en acción de gracias, junto con ese sacrificio, deberá presentar unas roscas sin levadura mezcladas con aceite, galletas sin levadura untadas con aceite, y harina de la mejor calidad bien embebida en aceite. 13 Presentará esta ofrenda junto con el sacrificio de comunión que se ofrece en acción de gracias, añadiendo además unas tortas de masa fermentada. 14 Se reservará una unidad de cada clase como ofrenda destinada al Señor, la cual corresponderá al sacerdote que haya derramado la sangre del sacrificio de comunión. 15 La carne del sacrificio de acción de gracias deberá ser comida el mismo día en que se ofrece el sacrificio, sin dejar nada para el día siguiente.

Capítulo 7. (16-27) Los sacrificios votivos y espontáneos. Otras prescripciones relacionadas con el culto

Los sacrificios votivos y espontáneos

16 En cambio, si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto o espontáneamente, la víctima deberá ser comida el mismo día en que se ofrezca el sacrificio, pero lo que sobre se podrá comer al día siguiente. 17 Si todavía queda algún resto de carne, será quemado al tercer día. 18 Y si alguien come al tercer día carne de su sacrificio de comunión, la víctima no será aceptada: no le será aceptada al que la ofrece, porque se ha convertido en algo nocivo; y la persona que coma esa carne cargará con su culpa. 19No se podrá comer la carne que haya tocado algo impuro, sino que deberá ser consumida por el fuego. Solamente una persona pura podrá comer la carne de ese sacrificio. 20 Si alguien come en estado de impureza la carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluido de su pueblo. 21 Si una persona toca algo impuro –ya sea un hombre que se encuentra en estado de impureza o un animal impuro o cualquier otra cosa impura– y a pesar de ello, come carne de un sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluida de su pueblo.

Otras prescripciones relacionadas con el culto

22 Luego el Señor dijo a Moisés: 23 Habla en estos términos a los israelitas:

Ustedes no comerán grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra. 24 La grasa de un animal muerto o despedazado por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero no deberán comerla. 25 Porque cualquiera que coma la grasa de los animales que pueden ser ofrecidos en sacrificio al Señor, será excluido de su pueblo. 26 Tampoco comerán la sangre de ningún pájaro o de cualquier otro animal, cualquiera sea el lugar donde ustedes vivan. 27 El que coma la sangre será excluido de su pueblo.

Capítulo 8. (1-13) La consagración de Aarón y sus hijos

La consagración de Aarón y sus hijos

8 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Reúne a Aarón y a sus hijos; toma las vestiduras, el óleo de la unción, el novillo para el sacrificio por el pecado, los dos carneros y la canasta de los panes ácimos, 3 y congrega a toda la comunidad junto a la entrada de la Carpa del Encuentro.

4 Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado, y cuando la comunidad estuvo reunida a la entrada de la Carpa, 5él les dijo: "El Señor ha mandado hacer estas cosas". 6 Entonces Moisés ordenó que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua. 7 Después impuso la túnica a Aarón y se la ciñó con la faja; lo vistió con el manto y le puso encima el efod, ciñéndolo con el cinturón, de manera que se lo dejó bien ajustado. 8 Luego le colocó el pectoral y depositó en él el Urím y el Tumím; 9 también puso sobre su cabeza el turbante, y encima de este, sobre la frente, colocó la flor de oro –el signo de su consagración– como el Señor se lo había ordenado.

10 En seguida Moisés tomó el óleo de la unción, ungió la Morada y todo lo que había en ella, y así los consagró. 11 Hizo siete aspersiones con óleo sobre el altar, y ungió el altar y todos sus utensilios, la fuente y su base, para consagrarlos. 12 Luego derramó óleo sobre la cabeza de Aarón y lo consagró por medio de la unción.

13 Finalmente, Moisés hizo que se acercaran los hijos de Aarón, los vistió con túnicas, los ciñó con fajas y les ajustó las mitras, según la orden que el Señor le había dado.

Capítulo 8. (14-29) Los sacrificios de consagración

Los sacrificios de consagración

14 Después hizo traer un novillo para el sacrificio por el pecado. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 15 y Moisés la inmoló. Entonces tomó la sangre y mojó con el dedo cada uno de los cuernos del altar, para purificarlo. Luego derramó la sangre sobre la base del altar. Así lo consagró, realizando sobre él el rito de expiación. 16 En seguida tomó toda la grasa que está sobre las entrañas, la protuberancia del hígado y los dos riñones con su grasa, y los hizo arder sobre el altar. 17 El resto del novillo –su cuero, su carne y sus excrementos – lo quemó fuera del campamento, como el Señor se lo había ordenado.

18 Hizo traer, además, el carnero para el holocausto. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 19 y Moisés la inmoló. Luego roció con la sangre todos los costados del altar. 20 Cortó el carnero en pedazos y los hizo arder, junto con la cabeza y la grasa. 21 Después de lavar con agua las entrañas y las patas, Moisés hizo que todo el carnero ardiera sobre el altar, como un holocausto de aroma agradable: era una ofrenda que se quema para el Señor, según la orden que el Señor le había dado.

22 Luego hizo traer el segundo carnero, el carnero del sacrificio de la consagración. Aarón y sus hijos impusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima, 23 y Moisés la inmoló. Después tomó un poco de sangre y mojó con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. 24 Luego mandó que se acercaran los hijos de Aarón, les mojó con un poco de sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y roció con la sangre todos los costados del altar. 25 En seguida tomó toda la grasa –la cola, la grasa que recubre las entrañas, la protuberancia del hígado y los dos riñones con su grasa – y la pata derecha. 26 Sacó de la canasta de los panes ácimos que estaban delante del Señor un pan sin levadura, una torta sin levadura amasada con aceite y una galleta, y las depositó sobre las partes grasosas y sobre la pata derecha. 27 Luego entregó todo eso a Aarón y a sus hijos, e hizo el gesto de presentación delante del Señor. 28 Volvió a tomarlo, y lo hizo arder sobre el altar junto con el holocausto: era un sacrificio de la consagración, un sacrificio de aroma agradable, una ofrenda que se quema para el Señor. 29 Luego Moisés tomó el pecho de la víctima e hizo con él el gesto de presentación delante del Señor: esta era la parte del carnero de la consagración, que correspondía a Moisés, según la orden impartida por el Señor.

Capítulo 10. (1-3) El castigo de Nadab y Abihú

10 1 Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos y echaron incienso encima; pero el fuego que presentaron delante del Señor era un fuego profano, contrariamente a lo que él les había mandado. 2 Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los devoró, y ambos murieron delante del Señor. 3 Moisés dijo a Aarón: "Así se cumple la palabra del Señor:

Manifestaré mi santidad en aquellos que se acercan a mí,

y a la vista de todo el pueblo seré glorificado".

Aarón, por su parte, permaneció en silencio.

Capítulo 10. (4-11) El retiro de los cadáveres. La prohibición de bebidas alcohólicas

El retiro de los cadáveres

4 Moisés llamó a Misael y a Elsafán –hijos de Oziel, el tío paterno de Aarón– y les dijo: "Vengan a retirar a sus hermanos de la entrada del Santuario, y llévenlos fuera del campamento". 5 Ellos se acercaron y los llevaron en sus túnicas fuera del campamento, como Moisés lo había ordenado.

6 Luego Moisés dijo a Aarón y a los otros hijos de este, Eleazar e Itamar: "No vayan con los cabellos sueltos ni desgarren sus vestiduras, porque de lo contrario morirán y el Señor se irritará contra toda la comunidad. Que sus hermanos y toda la familia de Israel lloren más bien por el fuego que ha encendido el Señor. 7 Y no se alejen de la entrada de la Carpa del Encuentro, para que no mueran, porque el óleo de la unción del Señor está sobre ustedes". Ellos hicieron lo que Moisés les dijo.

La prohibición de bebidas alcohólicas

8 Entonces el Señor dijo a Aarón:

9 Cuando tengan que entrar en la Carpa del Encuentro, ni tú ni tus hijos beberán vino o cualquier otra bebida que pueda embriagar, porque de lo contrario morirán: este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. 10 Así ustedes podrán discernir lo sagrado de lo profano y lo puro de lo impuro, 11 y enseñar a los israelitas todos los preceptos que el Señor les ha dado por intermedio de Moisés.

Capítulo 10. (12-15) Los derechos de los sacerdotes

Los derechos de los sacerdotes

12 Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado: "Tomen la oblación que sobre de las ofrendas que se queman para el Señor, y cómanla junto al altar, sin hacerla fermentar, porque es una cosa santísima. 13 La comerán en el recinto sagrado, porque esa es la porción de las ofrendas que se queman para el Señor, sobre la que tienen derecho tú y tus hijos, conforme a la orden que recibí. 14 Tú, lo mismo que tus hijos y tus hijas, comerán en un lugar puro el pecho presentado al Señor y la pata reservada, porque ese es tu derecho y el de tus hijos, sobre los sacrificios de comunión ofrecidos por los israelitas. 15 Además de las partes grasosas destinadas a la ofrenda que se quema para el Señor, ellos ofrecerán la pata y el pecho de la víctima, para realizar el gesto de presentación delante del Señor. Esas partes pertenecerán a ti y a tus hijos, como un derecho válido para siempre, porque el Señor así lo ha ordenado".

Capítulo 11. (1-12) Los animales puros e impuros: los terrestres. Los animales acuáticos

Los animales puros e impuros: los terrestres

11 1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 2 Hablen en estos términos a los israelitas:

Ustedes podrán comer cualquier animal terrestre 3 que tenga las pezuñas partidas –es decir, divididas en dos mitades– y que sea rumiante. 4 Pero se abstendrán de comer los siguientes animales, a pesar de que tienen la pezuña partida o son rumiantes: el camello, 5 el damán 6 y la liebre, porque son rumiantes, pero no tienen las pezuñas partidas; 7 y también el cerdo, porque tiene las pezuñas partidas, pero no es rumiante: a este deberán considerarlo impuro. 8Ustedes no comerán la carne de estos animales ni tocarán sus cadáveres, sino que deberán considerarlos impuros.

Los animales acuáticos

9 Entre los animales que viven en el agua, ya sea en el mar o en los ríos, ustedes podrán comer aquellos que tienen aletas y escamas. 10 Pero deberán tener por una cosa inmunda a cualquier animal que carezca de aletas y escamas, entre los seres que se mueven por las aguas y entre los vivientes que están en las aguas, ya sea en el mar o en los ríos. 11 No comerán su carne y sentirán repulsión por sus cadáveres. 12 Todo lo que vive en el agua y no tiene aletas ni escamas, será para ustedes una cosa inmunda.

Capítulo 11. (13-23) Las aves. Otros animales alados

Las aves

13 También deberán considerar inmundas –y por lo tanto, no las podrán comer– a las siguientes aves: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 14 el milano, las diversas especies de halcón, 15 todas las variedades de cuervos, 16 el avestruz, la golondrina, la gaviota, y las diversas especies de gavilán, 17 la lechuza, el corvejón, el búho, 18 el ibis, el pelícano, el buitre, 19 la cigüeña, las diversas especies de garza, la abubilla y el murciélago.

Otros animales alados

20 Además, ustedes deberán considerar inmundos a todos los insectos con alas que andan sobre cuatro patas. 21Pero podrán comer, entre los animales de esta clase, todos aquellos que tienen más largas las patas de atrás, y por eso pueden saltar sobre el suelo, 22 o sea, todas las variedades de langostas y grillos. 23 Cualquier otro insecto alado que tenga cuatro patas, será para ustedes una cosa inmunda.

Capítulo 11. (24-40) El contacto con los animales impuros

El contacto con los animales impuros

24 A causa de estos animales, ustedes podrán incurrir en impureza. El que toque sus cadáveres, será impuro hasta la tarde. 25 El que levante el cadáver de alguno de ellos, tendrá que lavar su ropa y será impuro hasta la tarde. 26 Asimismo, todos los animales que no tengan las pezuñas partidas y que no sean rumiantes, serán impuros para ustedes. El que los toque será impuro. 27 Todos los cuadrúpedos que para caminar se apoyan sobre la planta de los pies, serán impuros para ustedes. El que toque sus cadáveres, será impuro hasta la tarde, 28 y el que levante el cadáver de alguno de ellos, tendrá que lavar su ropa y será impuro hasta la tarde. Ustedes deberán considerarlos impuros.

Los animales pequeños

29 Entre los animales pequeños que caminan arrastrándose por el suelo, serán impuros para ustedes los siguientes: el topo, el ratón y las diversas especies de lagartos; 30 las diferentes clases de lagartijas, la salamandra y el camaleón. 31 Ustedes deberán considerar impuros a todos estos animales pequeños. El que toque sus cadáveres, será impuro hasta la tarde. 32 También será impuro el objeto sobre el que caiga el cadáver de alguno de ellos, sea que se trate de un objeto de madera, de una prenda de vestir, de un cuero, de una bolsa, o de cualquier otra cosa que preste alguna utilidad. Estos objetos deberán ser sumergidos en el agua y serán impuros hasta la tarde; después serán puros. 33 Si uno de estos cadáveres cae en una vasija de barro, todo lo que haya dentro de ella será impuro y la vasija se deberá romper. 34 Cualquier comestible que entre en contacto con el agua contenida en esa vasija, será impuro, y cualquier bebida se volverá impura a causa de esa vasija. 35 El objeto sobre el que caiga alguno de esos cadáveres, será impuro. Si se trata de un horno o de un fogón, tendrán que ser derribados: son impuros, y ustedes tendrán que considerarlos como tales. 36Sin embargo, la fuente o la cisterna donde se recoge el agua, permanecerá pura, pero el que toque uno de esos cadáveres será impuro. 37 Y si un cadáver cae sobre la semilla que va a ser sembrada, esta será pura. 38 En cambio, si se arroja agua sobre la semilla y algo de esos cadáveres cae sobre ella, ustedes deberán tenerla por impura.

39 Si muere un animal que ustedes pueden comer, el que toque el cadáver será impuro hasta la tarde. 40 El que coma carne de ese cadáver deberá lavar su ropa y será impuro hasta la tarde; y el que levante el cadáver deberá lavar su ropa y será impuro hasta la tarde.

Capítulo 13. (1-8) La impureza provocada por la lepra

La impureza provocada por la lepra

13 1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

2 Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes, 3 el cual examinará la afección. Si en la zona afectada el vello se ha puesto blanco, y aquella aparece más hundida que el resto de la piel, es un caso de lepra. El sacerdote, después de haberla observado, deberá declarar impura a esa persona. 4 Si la mancha lustrosa es blancuzca pero no aparece más hundida que la piel y el vello que la recubre no se ha puesto blanco, el sacerdote mantendrá aislada a la persona afectada durante siete días. 5 Al séptimo día volverá a examinarla y si comprueba que la afección continúa estacionaria y no se ha propagado por la piel, el sacerdote la mantendrá aislada siete días más. 6 Al séptimo día la volverá a examinar, y si la afección ha cedido y no se ha extendido por la piel, declarará puro al enfermo; no es más que una erupción. El enfermo lavará su ropa y será puro. 7 Pero si después de haberse presentado al sacerdote y de haber sido declarado puro, la erupción continúa extendiéndose por la piel, se presentará nuevamente al sacerdote. 8 Y si este ve que la erupción se ha propagado, deberá declararlo impuro, porque es lepra.

Capítulo 13. (9-17) La lepra crónica

La lepra crónica

9 Cuando en una persona aparezcan síntomas de lepra, será llevada al sacerdote. 10 Si este descubre en la piel una hinchazón blancuzca, que ha emblanquecido el vello, y si en la parte hinchada se ha formado una úlcera, 11 entonces se trata de lepra crónica. El sacerdote debe declarar impuro al enfermo, sin necesidad de aislarlo, porque ciertamente es impuro. 12 Pero si la lepra prolifera hasta cubrir por completo la piel de la persona afectada, de la cabeza a los pies, en cuanto el sacerdote alcanza a ver, 13 y si este, al hacer el examen, comprueba que la lepra cubre todo el cuerpo, entonces deberá declarar pura a la persona afectada. Es pura, porque se ha vuelto totalmente blanca. 14 Sin embargo, apenas aparezca una úlcera, será impura. 15 Cuando el sacerdote vea la úlcera, la declarará impura: la úlcera es impura porque es lepra. 16 Pero si la úlcera se vuelve a poner blanca, el enfermo irá de nuevo al sacerdote, 17 y él lo examinará. Si la afección ha recuperado el color blanco, el sacerdote tendrá que declarar pura a la persona afectada, porque es pura.

Capítulo 13. (18-23) Las inflamaciones en la piel

Las inflamaciones de la piel

18 Si en la piel de una persona aparece una inflamación, que luego se cura, 19 pero en el lugar donde estaba la inflamación se forma una hinchazón blancuzca o una mancha de color rojizo pálido, el enfermo se presentará al sacerdote. 20 Si el sacerdote ve que la zona afectada está más hundida que la piel, y que el vello se ha puesto blanco, deberá declararlo impuro: es un caso de lepra que ha proliferado en la inflamación. 21 Pero si advierte que no hubo emblanquecimiento del vello ni hundimiento de la epidermis, sino que la afección fue cediendo, mantendrá al enfermo aislado durante siete días, 22 y si la inflamación continúa extendiéndose por la piel, deberá declararlo impuro: es una verdadera afección. 23 En cambio, si la mancha permanece estacionaria y no se extiende, es la cicatriz de la inflamación, y por lo tanto, el sacerdote deberá declarar pura a la persona afectada.

Capítulo 13. (24-28) La lepra causada por una quemadura

La lepra causada por una quemadura

24 Si una persona se quema con fuego y se forma sobre la quemadura una mancha lustrosa de color rojizo pálido o blancuzco, 25 el sacerdote la examinará. Si en la mancha lustrosa el vello se ha puesto blanco y la parte afectada aparece más hundida que el resto de la piel, se trata de lepra que ha proliferado en la quemadura. El sacerdote deberá declarar impuro al enfermo, porque es lepra. 26 Pero si el sacerdote comprueba que no hay emblanquecimiento del vello ni hundimiento de la epidermis, y que la mancha ha ido cediendo, mantendrá aislado al enfermo durante siete días. 27 Al séptimo día lo examinará, y si la afección se ha extendido por la piel, el sacerdote deberá declararlo impuro: es un caso de lepra. 28 Pero si la mancha permanece estacionaria, sin extenderse por la piel, y pierde intensidad, es simplemente efecto de la quemadura. El sacerdote tendrá que declararlo puro, porque no es más que la cicatriz de la quemadura.

Capítulo 13. (29-37) Las afecciones del cuero cabelludo

Las afecciones del cuero cabelludo

29 Si un hombre o una mujer tienen una afección en la cabeza o en el mentón, 30 el sacerdote examinará la parte afectada. Si esta aparece más hundida que el resto de la piel, y en ella el pelo se ha vuelto amarillento y débil, el sacerdote tendrá que declarar impuro al enfermo: es tiña, o sea, lepra de la cabeza y del mentón. 31 Pero si el sacerdote comprueba que la zona afectada de tiña no aparece más hundida que el resto de la piel, y que en ella no hay pelo negro, mantendrá aislado al enfermo durante siete días. 32 Al séptimo día examinará la afección, y si la tiña no se ha propagado ni hay pelo amarillento, y la zona afectada no aparece más hundida que el resto de la piel, 33 el enfermo se afeitará, excluida la parte afectada, y el sacerdote lo mantendrá aislado siete días más. 34 Al séptimo día lo someterá a un nuevo examen, y si la tiña no se ha extendido por la piel y la zona afectada no aparece más hundida, el sacerdote tendrá que declararlo puro. El enfermo lavará su ropa y será puro. 35 Si después de haber sido declarado puro, la tiña se propaga por la piel, 36 el sacerdote lo examinará, y si la tiña se ha extendido, no necesitará verificar si hay pelo amarillento: el enfermo es impuro. 37 En cambio, si advierte que la tiña permanece estacionaria y que en la zona afectada ha crecido pelo negro, la tiña está curada. La persona es pura, y el sacerdote deberá declararla como tal.

Capítulo 13. (38-44) La eccema. La lepra en la cabeza

La eccema

38 Si un hombre o una mujer tienen en la piel manchas lustrosas de color blanco, 39 y el sacerdote ve que las manchas son de un blanco tenue, se trata de una eczema que ha brotado en la piel: esa persona es pura.

La lepra en la cabeza

40 Si a un hombre se le cae el cabello y queda calvo, es puro. 41 Si pierde el cabello en la parte delantera de la cabeza y se vuelve calvo sobre la frente, también es puro. 42 Pero si en la parte calva, ya sea sobre la frente o en la parte posterior de la cabeza, aparece una afección de color rojizo pálido, es lepra que ha proliferado en la parte calva. 43 El sacerdote lo examinará, y si la hinchazón de la zona afectada es de un color rojizo pálido y tiene el mismo aspecto que la lepra de la piel del cuerpo, 44 se trata de un leproso. Esa persona es impura, y el sacerdote deberá declararla como tal: tiene lepra en la cabeza.

Capítulo 14. (1-20) La purificación del leproso

La purificación del leproso

14 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Cuando haya que declarar puro a un leproso, se aplicará el siguiente ritual: La persona será presentada al sacerdote. 3 Este saldrá fuera del campamento, y si ve que el leproso está realmente curado de su afección, 4 mandará traer, para la persona que va a ser purificada, dos pájaros vivos puros, un trozo de madera de cedro, una cinta de púrpura escarlata y un ramillete de hisopo. 5 Luego mandará que uno de los pájaros sea inmolado sobre una vasija de barro, que contenga agua proveniente de un manantial. 6 Entonces tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, y los mojará en la sangre del pájaro inmolado sobre el agua del manantial. 7 Hará siete aspersiones sobre el que debe ser purificado de la lepra, y después de declararlo puro, dejará en libertad al pájaro vivo.

8 El que se purifica lavará su ropa, se afeitará todo el pelo, se bañará con agua, y quedará puro. Después de esto podrá entrar en el campamento, pero tendrá que permanecer siete días fuera de su carpa. 9 Al séptimo día se afeitará todo el pelo –el cabello, la barba, las cejas y todo el resto del pelo– volverá a lavar su ropa, bañará su cuerpo con agua, y quedará puro.

10 Al octavo día, tomará tres corderos –dos machos sin defecto y una hembra de un año sin defecto– traerá tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, y un poco más de medio litro de aceite. 11 El sacerdote que realiza la purificación ubicará a la persona que se purifica, junto con sus ofrendas, a la entrada de la Carpa del Encuentro, delante del Señor. 12 Luego tomará uno de los corderos para ofrecerlo junto con el aceite, en sacrificio de reparación, y hará con ellos el gesto de presentación delante del Señor. 13 Inmolará el cordero en el lugar sagrado donde se inmolan las víctimas del sacrificio por el pecado y del holocausto. Y esta víctima de reparación, como la del sacrificio por el pecado, será para el sacerdote: es una cosa santísima. 14 Luego el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. 15 En seguida, tomará el medio litro de aceite y derramará una parte de él sobre la palma de su mano izquierda. 16 Luego mojará un dedo de su mano derecha en el aceite que está en la palma de su mano izquierda, y hará con el dedo siete aspersiones de aceite delante del Señor. 17 Después pondrá un poco del aceite que aún le queda en la mano sobre el lóbulo de la oreja derecha de la persona que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio de reparación. 18 Finalmente, el sacerdote derramará el resto del aceite sobre la cabeza del que se purifica. Así realizará el rito de expiación en favor de esa persona, delante del Señor. 19 Entonces, el sacerdote ofrecerá un sacrificio por el pecado y hará el rito de expiación en favor de la persona que se purifica de su impureza. Después de esto, inmolará la víctima para un holocausto, 20 y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la oblación. Y cuando el sacerdote haya realizado el rito de expiación en favor de esa persona, esta quedará purificada.

Capítulo 14. (21-32) La purificación del leproso carente de recursos

La purificación del leproso carente de recursos

21 Si la persona es pobre y carece de recursos suficientes, tomará un solo cordero como víctima de reparación, que será ofrecido con el gesto de presentación, a fin de realizar el rito de expiación en su favor. Al mismo tiempo, ofrecerá la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad para una oblación, con un poco más de medio litro de aceite, 22 y dos torcazas o dos pichones de paloma, según sus posibilidades: uno para el sacrificio por el pecado y otro para el holocausto. 23 Al octavo día, presentará todo esto al sacerdote, para su purificación, a la entrada de la Carpa del Encuentro, delante del Señor. 24 Entonces el sacerdote tomará el cordero del sacrificio de reparación y el medio litro de aceite, y los ofrecerá al Señor con el gesto de presentación. 25 Después de haber inmolado el cordero del sacrificio de reparación, el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, y sobre el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. 26 En seguida, derramará un poco de aceite sobre la palma de su mano izquierda, 27 y con el dedo de su mano derecha hará siete aspersiones de aceite, 28 y pondrá un poco del aceite que tiene en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha de la persona que se purifica, y sobre el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, en el mismo lugar donde puso la sangre de la víctima de reparación. 29 Luego pondrá el resto del aceite que aún le queda en la mano sobre la cabeza de la persona que se purifica, para realizar el rito de expiación en favor de él, delante del Señor. 30Después ofrecerá las dos torcazas o los dos pichones de paloma –según hayan sido sus posibilidades – 31 uno como sacrificio por el pecado, y el otro como holocausto; este último irá acompañado de la oblación. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación delante del Señor, en favor de la persona que debe ser purificada. 32 Este será el ritual para la purificación del leproso que carece de recursos suficientes.

Capítulo 15 (1-18) Las impurezas sexuales en el hombre

Las impurezas sexuales en el hombre

15 1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

2 Hablen en estos términos a los israelitas:

Si un hombre sufre de blenorrea, su flujo es impuro. 3 Ya sea que su miembro deje salir el flujo, o que se obstruya a causa del mismo, su impureza consistirá en lo siguiente:

4 Cualquier lecho donde ese hombre se acueste y cualquier mueble donde se siente, serán impuros.

5 El que toque su lecho deberá lavar su ropa, se bañará con agua y será impuro hasta la tarde.

6 El que se siente en un mueble donde se haya sentado ese hombre, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.

7 El que toque el cuerpo del hombre que tiene el flujo, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.

8 Si el enfermo escupe a una persona pura, esta deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impura hasta la tarde.

9 Toda montura sobre la que haya montado el enfermo, será impura.

10 Cualquiera que toque algún objeto que haya estado debajo de él, será impuro hasta la tarde. Y el que transporte ese objeto, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.

11 El que haya sido tocado por alguien que padece de ese flujo y no se haya lavado cuidadosamente las manos, deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y será impuro hasta la tarde.

12 La vasija de barro que toque el enfermo deberá será rota, y cualquier otro utensilio de madera deberá ser lavado con agua.

13 Si el hombre que tiene el flujo se cura, contará siete días para su purificación. Entonces lavará su ropa, se bañará en el agua de un manantial, y será puro. 14 Al octavo día, se procurará dos torcazas o dos pichones de paloma, irá a presentarse delante del Señor, a la entrada de la Carpa del encuentro, y los entregará al sacerdote. 15 Este los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto. De esta manera, el sacerdote practicará el rito de expiación delante del Señor, en favor de ese hombre, a causa de su flujo.

16 Si un hombre tiene una eyaculación, lavará con agua todo su cuerpo, y será impuro hasta la tarde. 17 La ropa o el cuero sobre los que se haya derramado el semen, deberá ser lavado con agua y será impuro hasta la tarde. 18 Y si un hombre tiene relaciones sexuales con su mujer, los dos se bañarán con agua y serán impuros hasta la tarde.

Capítulo 20. (1-17) Faltas cultuales y sexuales castigadas con la muerte

Faltas cultuales y sexuales castigadas con la muerte

20 1 Y el Señor dijo a Moisés: 2 Tú les dirás a los israelitas:

Cualquier hombre entre ustedes, o entre los extranjeros residentes en Israel, que entregue a alguno de sus descendientes a Moloc, será castigado con la muerte: el pueblo del país lo hará morir a pedradas. 3 Yo volveré mi rostro contra ese hombre y lo extirparé de su pueblo, porque él dio un descendiente suyo a Moloc, y así manchó mi Santuario y profanó mi santo Nombre. 4 Y si el pueblo del país cierra sus ojos ante ese hombre, cuando él entrega un descendiente suyo a Moloc, y no lo mata, 5 yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y su familia, y lo extirparé de su pueblo, junto con todos aquellos que lo sigan, prostituyéndose detrás de Moloc. 6 Y si una persona consulta a los espíritus de los muertos o a otros espíritus, y se prostituye detrás de ellos, yo volveré mi rostro contra esa persona y la extirparé de su pueblo.

7 Ustedes se santificarán y serán santos, porque yo soy el Señor, su Dios. 8Observarán fielmente mis preceptos. Yo soy el Señor, que los santifico.

9 Si alguien insulta a su padre o a su madre, será castigado con la muerte: él ha insultado a su padre y a su madre, y por eso su propia sangre caerá sobre él.

10 Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, los dos serán castigados con la muerte.

11 Si un hombre se acuesta con la mujer de su padre, es como si tuviera relaciones con su propio padre; por eso los dos serán castigados con la muerte, y su sangre caerá sobre ellos.

12 Si un hombre se acuesta con su nuera, los dos serán castigados con la muerte; ellos han cometido un incesto, y por eso su sangre caerá sobre ellos.

13 Si un hombre se acuesta con otro hombre como si fuera una mujer, los dos cometen una cosa abominable; por eso serán castigados con la muerte y su sangre caerá sobre ellos.

14 Si un hombre se casa con una mujer y con la madre de esta, lo que hace es una depravación: tanto él como ellas serán quemados, para que no haya tal depravación entre ustedes.

15 Si un hombre tiene trato sexual con una bestia, será castigado con la muerte, y también matarán a la bestia.

16 Si una mujer se acerca a una bestia para unirse con ella, matarán a la mujer y a la bestia: ambas serán castigadas con la muerte y su sangre caerá sobre ellas.

17 Si alguien se casa con su hermana –sea hija de su padre o de su madre– de manera que él ve la desnudez de ella, y ella la de él, cometen una ignominia: ambos serán extirpados a la vista de sus compatriotas. Por haber tenido relaciones con su hermana, él deberá cargar con su culpa.

18 Si un hombre se acuesta con una mujer en su período menstrual y tiene relaciones con ella, los dos serán extirpados de su pueblo, porque él ha puesto al desnudo la fuente del flujo de la mujer y ella la ha descubierto.

19 No tendrás relaciones con la hermana de tu madre ni con la hermana de tu padre, porque eso sería como tener relaciones con uno mismo: los que lo hagan cargarán con su culpa.

20 Si un hombre se acuesta con la mujer de su tío paterno, es como si tuviera relaciones con este último: los que lo hagan cargarán con su culpa y morirán sin tener hijos.

21 Si un hombre se casa con la mujer de su hermano, lo que hace es una indecencia, porque es como si tuviera relaciones con su hermano: los que lo hagan no tendrán hijos.

Capítulo 20. (22-24) Exhortación a cumplir los preceptos del Señor

Exhortación a cumplirlos preceptos del Señor

22 Observen todos mis preceptos y mis leyes, y pónganlos en práctica: entonces no los vomitaré de la tierra adonde yo los haré entrar para que vivan en ella. 23 No sigan los preceptos de la nación que yo expulsaré delante de ustedes. Precisamente porque ellos hicieron todas estas cosas, yo les tomé repulsión 24 y les aseguré a ustedes que poseerían su suelo, esa tierra que mana leche y miel, la tierra que yo les daré en posesión.

Capítulo 21 (1-9) La santidad de los sacerdotes

La santidad de los sacerdotes

21 1 El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a los sacerdotes hijos de Aarón:

Nadie deberá incurrir en impureza por el cadáver de alguno de los suyos, 2 a no ser que se trate de un pariente muy cercano: su madre, su padre, su hijo, su hija o su hermano; 3 o por el cadáver de una hermana virgen, que estaba muy próxima a él, porque aún no se había casado. 4 Pero nadie podrá incurrir en impureza ni profanarse por una mujer casada de su familia.

5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en el cuerpo. 6 Estarán consagrados a su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; porque son los que presentan las ofrendas que se queman para el Señor –el alimento de su Dios– y por eso deben ser santos.

7 Tampoco se casarán con una mujer envilecida por la prostitución, ni con una mujer divorciada de su marido, porque el sacerdote está consagrado a su Dios. 8 Deberás considerarlo santo, porque él ofrece el alimento de tu Dios. Será santo para ti, porque yo, el Señor que te santifico, soy santo.

9 Si la hija de un sacerdote se envilece a sí misma prostituyéndose, envilece a su propio padre, y por eso será quemada.

Capítulo 21 (10-15) La santidad del Sumo Sacerdote

La santidad del Sumo Sacerdote

10 El sacerdote que tiene la preeminencia entre sus hermanos, aquel sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura para usar los ornamentos, no llevará los cabellos sueltos ni rasgará sus vestiduras; 11 no entrará donde haya un cadáver ni incurrirá en impureza, aunque sea por su padre o por su madre. 12 Tampoco se alejará del Santuario de su Dios, para no profanarlo, porque él tiene sobre sí la consagración conferida con el óleo de la unción de su Dios. Yo soy el Señor.

13 El sacerdote deberá tomar por esposa a una virgen. 14 No se casará con una viuda, ni con una divorciada, ni con una mujer envilecida por la prostitución. Lo hará solamente con una virgen de su propio pueblo, 15 para no profanar su descendencia en medio de su pueblo, porque yo soy el Señor, que lo santifico.

Capítulo 22 (1-9) La santidad de los que participan en las comidas sagradas

La santidad de los que participan de las comidas sagradas

22 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Instruye a Aarón y a sus hijos, para que tengan mucho cuidado con los dones sagrados que me consagran los israelitas, no sea que profanen mi santo Nombre. Yo soy el Señor. 3 Por eso, diles lo siguiente:

Si alguno de sus descendientes, en cualquier generación, participa en estado de impureza de los dones sagrados que los israelitas consagran al Señor, será excluido de mi presencia. Yo soy el Señor.

4 Ningún descendiente de Aarón que sea leproso o padezca de blenorrea, podrá comer de los dones sagrados hasta que quede purificado. Si alguien toca lo que se ha vuelto impuro a causa de un cadáver, o si tiene una eyaculación, 5 o si toca algún animal o algún ser humano que lo hace impuro –cualquiera sea la clase de impureza – 6 si alguien toca algo de eso, será impuro hasta la tarde y no comerá de las cosas sagradas sin lavarse antes con agua. 7 Al ponerse el sol quedará puro, y entonces podrá comer de las cosas sagradas, porque son su alimento. 8 No comerá ningún animal muerto o despedazado por las fieras, porque de lo contrario incurriría en impureza. Yo soy el Señor.

9 Que observen mis prescripciones, no sea que carguen con un pecado a causa del alimento, y mueran por haberlo profanado. Yo soy el Señor, que los santifico.

Capítulo 22 (10-16) Los excluidos de las comidas sagradas

Los excluidos de las comidas sagradas

10 Ningún extraño podrá comer de las cosas sagradas, ni tampoco lo harán el huésped o el jornalero de un sacerdote. 11 Pero si un sacerdote adquiere con su dinero un esclavo, este podrá comer de las cosas sagradas; y también los esclavos nacidos en su casa podrán comer de su pan. 12 Si la hija de un sacerdote se casa con alguien que no es sacerdote, ella no podrá comer de las ofrendas sagradas. 13 Pero si la hija de un sacerdote queda viuda o es repudiada y, no teniendo hijos, vuelve a la casa de su padre como en su juventud, podrá comer del pan de su padre. Ningún extraño comerá de él; 14 y si alguien, por inadvertencia, come de una ofrenda sagrada, deberá restituirla al sacerdote, añadiendo además una quinta parte de su valor. 15 Los sacerdotes no permitirán que los israelitas profanen los dones sagrados que ellos reservan para el Señor, 16 o que carguen con un pecado que exige una reparación, por comer esos dones sagrados. Porque yo soy el Señor, que los santifico.

Capítulo 23 (1-3) El Calendario de las fiestas litúrgicas: el Sábado

El calendario de las fiestas litúrgicas: el Sábado

23 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Habla en estos términos a los israelitas:

Estas son mis fiestas, las fiestas del Señor en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas:

3 Durante seis días se trabajará, pero el séptimo será un día de reposo, de asamblea litúrgica, en el que ustedes no harán ningún trabajo. Será un sábado consagrado al Señor, cualquiera sea el lugar donde habiten.

Capítulo 23 (4-8) La Pascua de loa Ácimos

La Pascua y los Ácimos

4 Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes:

5 En el primer mes, el día catorce, al ponerse el sol, se celebrará la Pascua del Señor, 6 y el quince de ese mismo mes tendrá lugar la fiesta de los Ácimos en honor del Señor. Durante siete días comerán panes sin levadura. 7 El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo servil. 8 Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán ningún trabajo servil.

Capítulo 23 (9-14) La ofrenda de la primera gavilla

La ofrenda de la primera gavilla

9 El Señor dijo a Moisés: 10 Habla en estos términos a los israelitas:

Cuando entren en la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote la primera gavilla. 11 El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, para que les sea aceptada; 12 y ese mismo día ustedes sacrificarán como holocausto al Señor un cordero de un año y sin defecto. 13 Juntamente con él, presentarán –como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor– una oblación consistente en dos décimas de harina de la mejor calidad mezclada con aceite; y añadirán como libación un litro y medio de vino. 14 Antes de ese día, o sea, antes de entregar la ofrenda de su Dios, no comerán pan, grano tostado ni espigas tiernas. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten.

Capítulo 23 (15-25) La Fiesta de las Semanas

La Fiesta de las Semanas

15 También contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las semanas deberán ser completas. 16 Por eso tendrán que contar hasta el día siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al Señor una ofrenda de grano nuevo. 17 Ustedes traerán desde sus casas dos panes, para que sean ofrecidos con el gesto de presentación. Cada pan deberá estar preparado con dos décimas de harina de la mejor calidad y cocido después de fermentar: son las primicias para el Señor. 18 Junto con el pan, ofrecerán en holocausto al Señor siete corderos de un año y sin defecto, un novillo y dos carneros, con sus correspondientes oblaciones y libaciones, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 19 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. 20 El sacerdote los ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, junto con el pan de las primicias y dos corderos. Todo esto es una cosa consagrada al Señor y pertenecerá al sacerdote. 21 Ese mismo día harán una convocatoria: ustedes tendrán una asamblea litúrgica y no se podrá realizar ningún trabajo servil. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten.

22 En el momento de recoger la cosecha de tu tierra, no segarás todo el campo hasta sus bordes, ni volverás a buscar las espigas caídas: las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios.

El primer día del séptimo mes

23 El Señor dijo a Moisés: 24 Habla en estos términos a los israelitas:

El primer día del séptimo mes será para ustedes un día de descanso, una conmemoración anunciada con toque de trompetas, y habrá una asamblea litúrgica. 25 No harán ningún trabajo servil y presentarán una ofrenda que se quema en homenaje al Señor.

Capítulo 23 (26-32) El Día de la Expiación

El Día de la Expiación

26 El Señor dijo a Moisés:

27 Además, el décimo día de ese séptimo mes, será el día de la Expiación. Habrá una asamblea litúrgica, observarán el ayuno y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. 28 En el transcurso de todo ese día no harán ningún trabajo, porque es el día de la Expiación, en que se practicará el rito de expiación en favor de ustedes, delante del Señor, su Dios. 29 El que no observe el ayuno a lo largo de ese día, será excluido de su pueblo. 30 Y yo haré desaparecer de su pueblo al que realice cualquier clase de trabajo. 31 Ustedes no harán ningún trabajo. Es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten. 32 Este será para ustedes un día de descanso, en el que observarán el ayuno. El noveno día del mes por la tarde, desde esa tarde hasta la siguiente, observarán este descanso.

Capítulo 24 (1-4) El cuidado de las lámparas

El cuidado de las lámparas

24 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Ordena a los israelitas que traigan aceite puro de oliva molida para el candelero, a fin de que se pueda mantener encendida permanentemente una lámpara. 3 Aarón deberá prepararla en la Carpa del Encuentro, fuera del velo que está ante el Arca del Testimonio, para que arda regularmente delante del Señor, durante toda la noche. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. 4 Él dispondrá las lámparas delante del Señor, sobre el candelabro de oro puro, para que ardan regularmente.

Capítulo 24 (5-9) Los panes de la ofrenda

Los panes de la ofrenda

5 Prepara además doce tortas de harina de la mejor calidad, empleando dos décimas partes de una medida para cada una. 6 Luego las depositarás en la presencia del Señor, en dos hileras de seis, sobre la mesa de oro puro; 7 y sobre cada hilera pondrás incienso puro, como un memorial del pan, como una ofrenda que se quema para el Señor. 8 Esto se dispondrá regularmente todos los sábados delante del Señor: es una obligación permanente para los israelitas. 9 Los panes serán para Aarón y sus hijos, y ellos deberán comerlos en el recinto sagrado, porque se trata de una cosa santísima. Es un derecho que Aarón tendrá siempre sobre las ofrendas que se queman para el Señor.

Capítulo 24 (10-16) El castigo de la blasfemia

El castigo de la blasfemia

10 Entre los israelitas apareció un hombre, cuya madre era israelita y su padre egipcio. Al suscitarse una pelea entre este último y un israelita, 11 el hijo de la israelita blasfemó contra el Nombre, pronunciando una maldición. Entonces lo llevaron ante Moisés –su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, y era de la tribu de Dan– . 12 Y el hombre fue puesto bajo custodia, hasta tanto se pudiera tomar una decisión en virtud de un oráculo del Señor. 13 El Señor dijo a Moisés: 14 "Saca al blasfemo fuera del campamento; que todos los que lo oyeron, pongan las manos sobre su cabeza, y que toda la comunidad lo mate a pedradas. 15 Luego di a los israelitas: ‘Cualquier hombre que maldiga a su Dios, cargará con su pecado. 16 El que pronuncie una blasfemia contra el nombre del Señor será castigado con la muerte: toda la comunidad deberá matarlo a pedradas. Sea extranjero o nativo, si pronuncia una blasfemia contra el Nombre, será castigado con la muerte’".

Capítulo 25 (8-19) El año jubilar

El año jubilar

8 Deberás contar siete semanas de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años. 9 Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes –el día de la Expiación– ustedes harán sonar la trompeta en todo el país. 10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia. 11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar; 12 porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.

13 En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad. 14 Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros. 15 Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos: 16 cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas. 17 No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.

18 Observen mis preceptos y cumplan fielmente mis leyes; así vivirán seguros en esta tierra. 19 La tierra dará sus frutos, ustedes comerán hasta quedar saciados y vivirán seguros en ella.

Capítulo 25 (20-22) La Providencia divina

La Providencia divina

20 Pero tal vez ustedes se pregunten: "¿Qué comeremos el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger nuestros productos?". 21 Yo les mandaré mi bendición en el sexto año, y este producirá una cosecha suficiente para tres años más. 22 Así, cuando ustedes siembren en el octavo año, todavía estarán comiendo el grano de aquella cosecha; y lo seguirán comiendo hasta el noveno, hasta que llegue la cosecha.

Capítulo 25 (23-28) El rescate de las propiedades: las tierras

El rescate de las propiedades: las tierras

23 La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes. 24 En cualquier terreno de su propiedad, ustedes concederán el derecho de rescate sobre la tierra. 25 Si tu hermano queda en la miseria y se ve obligado a vender una parte de su propiedad, su pariente más cercano vendrá a ejercer el derecho de rescate sobre lo que ha vendido su hermano. 26 Si no tiene a nadie que pueda ejercer ese derecho, pero adquiere por sí mismo lo necesario para el rescate, 27 calculará los años transcurridos desde la venta, devolverá la diferencia al comprador, y así podrá regresar a su propiedad. 28 Si carece de medios suficientes para recuperarla, lo vendido permanecerá en poder del comprador hasta el año del jubileo, pero en el año jubilar quedará libre, y el vendedor regresará a su propiedad.

Capítulo 25 (29-31) Las casas

Las casas

29 Si alguien vende una vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a rescatarla durará hasta que se cumpla el año de su venta; el período del rescate durará un año entero. 30 Si no ha sido rescatada antes de transcurrido ese año, la casa pasará definitivamente al comprador y a sus descendientes, y no será rescatada en el jubileo. 31 Pero las casas de los poblados que no tienen murallas serán consideradas como el campo abierto: podrán ser rescatadas, y en el año del jubileo quedarán libres.

Capítulo 25 (32-34) Las propiedades de los levitas

Las propiedades de los levitas

32 En cuanto a las ciudades de los levitas, estos tendrán siempre derecho de rescate sobre las casas que están en las ciudades de su propiedad. 33 Y si alguno de los levitas no la rescata, la casa que él vendió –y que es su propiedad– quedará libre en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son de su propiedad entre los israelitas. 34En cambio, los campos que rodean sus ciudades no podrán ser vendidos, porque son su propiedad para siempre.

Capítulo 25 (35-38) Prohibición de la usura

Prohibición de la usura

35 Si tu hermano se queda en la miseria y no tiene con qué pagarte, tú lo sostendrás como si fuera un extranjero o un huésped, y él vivirá junto a ti. 36 No le exijas ninguna clase de interés: teme a tu Dios y déjalo vivir junto a ti como un hermano. 37 No le prestes dinero a interés, ni le des comida para sacar provecho. 38Yo soy el Señor, su Dios, el que los hizo salir de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser el Dios de ustedes.

Capítulo 25 (39-43) Los servidores israelitas

Los servidores israelitas

39 Si tu hermano se queda en la miseria y se ve obligado a venderse a ti, no le impongas trabajos de esclavo. 40 Él estará a tu servicio como asalariado o como huésped, y trabajará para ti solamente hasta el año jubilar. 41 Entonces quedará en libertad junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la propiedad de sus padres. 42 Porque ellos son mis servidores: yo los hice salir de Egipto, y por eso no deben ser vendidos como esclavos. 43 Tú no ejercerás sobre tu hermano un poder despótico, sino que temerás a tu Dios.

Capítulo 25 (44-46) Los esclavos extranjeros

Los esclavos extranjeros

44 Los esclavos y esclavas que ustedes tengan, provendrán de las naciones vecinas: solamente de ellas podrán adquirirlos. 45 También podrán adquirirlos entre los hijos y familiares de los extranjeros que residan entre ustedes, entre aquellos que hayan nacido en Israel. Ellos serán propiedad de ustedes, 46 y podrán dejarlos como herencia a sus hijos, para que los posean como propiedad perpetua. A estos podrán tenerlos como esclavos; pero nadie podrá ejercer un poder despótico sobre sus hermanos israelitas.

Capítulo 25 (47-55) El derecho al rescatede los esclavos israelitas

El derecho al rescatede los esclavos israelitas

47 Si un extranjero que reside junto a ti llega a prosperar, y tu hermano, en cambio, se queda en la miseria y tiene que venderse a ese extranjero o a un descendiente de la familia de un extranjero, 48tu hermano tendrá derecho al rescate, aun después de haberse vendido. Podrá rescatarlo uno de sus hermanos, 49 su tío, su primo, o algún otro pariente cercano; y si él llega a disponer de recursos, podrá rescatarse a sí mismo. 50 Junto con el que lo ha comprado, calculará el total de años desde el momento en que se vendió hasta el año del jubileo; y el precio de venta dependerá del número de años, computando además el tiempo en que trabajó para él, como si se tratara de un asalariado. 51 Si todavía faltan muchos años, deberá devolver por su rescate una suma proporcionada al precio de la venta; 52 y si faltan pocos años hasta el año jubilar, el cómputo para el pago del rescate se hará de acuerdo con los años que faltan. 53 De todas maneras, tu hermano estará al servicio del comprador año tras año, como si fuera un asalariado; y no permitas que él lo trate despóticamente ante tus mismos ojos. 54 Si no es rescatado en el transcurso de esos años, quedará libre en el año jubilar, junto con sus hijos. 55 Porque es a mí a quien deben servir los israelitas: ellos son mis servidores, los que yo hice salir de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.